domingo, 19 de diciembre de 2010

MEDIA MARATON LOS PALACIOS 2010. UNA CARRERA DIFERENTE







Pues sí, queridos compañeros. Creo que esta es la manera más correcta de definir esta carrera.

La cosa empezó el sábado 18. Se me ocurrió a las dos de la tarde echar un ojo a la web de la carrera, para ultimar detalles, y de pronto leo que los miarma tenemos que recoger el dorsal como mucho...el sábado 18. Ya tenemos follón. A los Palacios del tirón, con lo que llovía, y retrasando el fabuloso plan que tenía para por la tarde: ir a Mercadona, con la tensión que eso lleva en casa (el retraso, que puede interpretarse como un intento de escaqueo).

Tras perderme por la carretera por un desvío por obras llego al Ayuntamiento palaciego y me pongo en cola. Primera diferencia: en la cola había ingleses, portugueses y un marroquí con cara afilada y pinta de estar en meta jarto de langostinos cuando yo llegue a la meta.

Sobrevivo al retraso en el plan loco de la tarde, compro yogures mercadónicos para quitarme las penas, y a la piltra. Todo ello tras quedar con los Antonios.

Día D. Hora H. Segunda diferencia: quedamos en la meta, pues hay un autobús que nos lleva a la salida. Es curioso, ¿verdad?. Nos encontramos pronto, nos tomamos un cafelito/colacati y nos vamos al bus. Esta vez todo el mundo viene con el fax puesto. Volvemos a notar la diferencia: como la carrera no es en un circuito en una ciudad, sino en recto, caemos en la cuenta de lo largo que son 21 kilómetros.





Cola del autobús. Pedazo de organización


Increíblemente, y como viene siendo costumbre, me encontré con Jesús, nuestro compañero que conocí en la Nocturna, en el autobús. Olvidé mencionar en la crónica del Cuervo que allí también lo encontré. Total, que ya éramos cuatro. El autobús fue un suplicio, pues había dos tíos con trompetitas y pelucas empeñados en amenizar la jornada. Qué necesidad...




                                           Gorrita naranja en la mano para tapar la chuleta que me está saliendo en la entrada capilar izquierda. Así me ponen en veteranos...



Llegamos a la salida. Increíble organización. Autobús ropero para dejar las cositas, perfectamente clasificadas en intervalos de 300, sin cola alguna.
Y entonces, llegó el numerito. Empezamos a quitarnos ropa para dejarlas en el ropero, y Antoñito Mariscal se quita el pantalón largo y nos enseña sus medias de compresión. Parece el anuncio de La Perla que colgaba en el salón de los Jous en el piso de estudiantes de Bami. Le falta el liguero. Creo que con dos copas y un bar con humo le entro y todo. Guaaaapooooo. Aish, que hombre. Terminado el cachondeito nos vamos a la linea de meta. Entonces empieza el segundo cachondeo. El speaker muy educadamente va indicando: “por favor, señores, colóquense tras la linea de salida”. La gente pasa. “Tengan ustedes la bondad de colocarse detrás de la salida, señores”. Mojón pa él. Ya empieza a tensarse. Hay que tener en cuenta que esta vez hay jueces pues es una carrera del calendario nacional o no se qué, y si no está todo bien, no sale “naide”. “Corredores, que la carrera la hacemos nosotros (pasamos al tuteo para dar más confianza), colocaos bien”. El doble de caso: antes nada y ahora nada de nada. Así progresivamente subiendo el tono y todo el mundo descojonado, hasta que casi llegó a los términos: “por vuestra madre, poneos donde debeis manchacabrones que me estais dejando afónico”.




  Anuncio de La Perla, Navidad 2010





Disparo. Esta vez estábamos prevenidos y John Wayne no nos pilló desprevenido. En la próxima carrera me llevo una escopeta de “mistos” y respondo. Otra diferencia: salimos relativamente rápido y desde mitad de pelotón. Declaración de intenciones, pues.




Primeros kilómetros a ritmo agradable (5.15 creo) pero porque había mucha gente y nos frenaban. Todos juntos por ahora. Disfrutando del ambiente y prometiendo no ir con malas intenciones y no pegarnos la paliza. Anda ya.

Poco a poco el Morales y yo subimos algo el ritmo y dejamos atrás a Jesús y Antonio Mariscal. Ritmo entre 4.45 y 5, cada vez más hacia 4.45. Muy cómodos no obstante. “Que bien vamos microsofticus, ¿no?”. “Muy  bien, buitre, muy bien”-responde. Seguimos a 4.40. Y entonces a Antoñito se le antoja una naranjita. Eah, pues coge la naranjita, niño. Se me queda un poquito atrás. Lo espero un poco. Qué raro, no viene. Miro de reojo, no lo veo. ¿Habrá ido a Valencia a por ella?. Sigo despacio. Por fin llega. “Quillo, que me he caido con la joía naranja”. Efectivamente, desconchón de rodilla. Había pisado una naranja y se había resbalado. “Pero no una caidita, tio, un carajazo. Eso sí, la naranja la he recogido luego, por mis güevos”. Jejeje.
“Pues yo tengo otro problema”, le digo. “Me meo”. Hay que ver que no hay una media en la que no me tenga que parar, joé. Pues nada, mi minutito perdido y a atrapar a Antonio. Ahora le toca a él esperarme.

En fin. Otra vez juntos. Y entonces seguimos subiendo ritmo. ¿A cuanto vamos, tío, que oigo el viento pasar? “No te lo vas a creer, tio. A 4.20”- dice mirando el carrillón de la muñeca (creo que la Igartiburu da las uvas este año mirando un Garmin de esos). Qué barbaridad. Total, que seguimos. Y entonces se le ocurre decir: tenemos que bajar de 1h 40´. Hago mis cuentas y no me salen. Vamos ya por el 15, y no da tiempo a recuperar los km de la salida. Me mira con escepticismo, piensa y dice: “es verdad. Tendríamos que ir demasiado rápido”. Y acelera el tío. ¿Dónde va este majara?. Pues yo con él.

Y a correr. Pero a correr. Al límite. Ya veremos cuando lo cuelgue a qué ritmo llegamos a ir, pero vamos, inaudito. De vez en cuando me miraba de reojito para atrás a ver si venía, y yo “colorao” como un tomate pero a rueda, con mi gorrita naranja (otra diferencia: ahora corro con gorra. No me pregunteis por qué joé. ¿Pues no va Mariscal con liguero de la Perla y nadie dice ná?)

Entramos en el pueblo. Más cosas nuevas. Una tremenda cantidad de gente animando, entre ellos los que ya sabeis, nuestro incombustible club (sin comentarios). Los Palacios ha hecho de esta carrera un espectáculo propio, y se vuelca. Qué alegría. Así da gusto.

A un km de meta pasamos a Andy Domouso, que esta vez no hizo ningún comentario más que animarme al pasarlo. Eso me dio mucho aire porque Andy está muy fuerte y nunca lo había pasado. Y el mamón del Morales que no afloja. Como en Trebujena, pero sin cuesta. Recta de meta. Por fin afloja un poco. Él también ya va al límite y ya ha hecho las cuentas. Llegamos en menos de 1h 40´. Pero al final por poco la cagamos, porque hay varios arcos de publi y nos creemos que uno de ellos es la meta. Que no, coone, que la meta es aquella. Diez segundos perdidos, pero 1h 39´no se cuantos segundos. Elegantemente me deja pasar delante Ole los tíos. Nos damos la mano con orgullo por el carrerón. Resoplamos un poco, entramos en la zona del corredor y el primer puesto es de....TELEPIZZA. Y el Morales va y dice, “qué hambre”, y se va para allá del tirón. No me lo puedo creer. Que se zampa un trozo de pizza todavía ajogao. Digo. Del tirón. Yo hago eso y me pongo a “gomitá como un jurón”. Seguro. Ahora, que lo que sí es importante es lo que lo es. Y la Cruzcampo no se la salta un galgo.

En fin, luego ya nos reunimos con Jesús y Antonio, que también corrieron rápido y a gusto. Ya os contarán.

            Os echamos de menos, compañeros. A ver si el año que viene viene más gente, que esta carrera merece la pena.

            El buitre miarma gorrinaránjicus